miércoles, 24 de octubre de 2007

País del hielo




El domingo, como muchos domingos en que hay sol, bajé al parque.
Ese día andaba en auto, y concerté cita con C.
C. andaba en bicicleta y con un mac chico en un bolso rayado, dentro de uno más grande.

Yo vi a C. con su polera de cuello bote mostrando sus hombros, sin maquillaje como yo,
Con su pelo castaño claro hasta el cuello, y el bolso gigante de cuero...

No dije nada. Pero soy incapaz de andar en bicileta, por estado físico.
Soy incapaz de acarrear un notebook por la calle, por pánico a que me lo roben.
Soy incapaz de andar con un cuello bote, porque aunque haga sol, yo siempre tengo frío.
La vi y me sentí... tan ajena... y envidié su capacidad de hacer todo eso...

C. y yo caminamos por el barrio Lastarria hablando de muchas cosas,
fuimos a un café de José Miguel de la Barra donde venden muebles disign...
C. y yo hablamos de lo difícil de la vida... y ella dijo:

"Yo ya no soy feliz con lo que hago, pero, como siempre, pesan las lucas. Pero tiro anzuelos... una postulación a una pega por aquí, otra cosa por allá, y así".

Yo le dije que yo también, aunque yo a eso le decía "esperanzas"... me inventaba esperanzas de una vida mejor... Por eso esto y aquéllo que había hecho (y ella sabía).
Pero que si no la encontraba, no quería vivir para pasarlo mal, para quejarme, para llorar y decir esto. Y le dije que me puse un límite... (de tiempo, se entiende).

C., argüía que si bien lo que yo sentía era válido, también las cosas podían cambiar, que el futuro era desconocido. Ahí le recordé mi diagnóstico: "desesperanza aprendida"....
Yo, como en "El coronel no tiene quien le escriba", llegó un minuto en que dejé de esperar (él dejó de esperar la carta, y mató a la gallina de las peleas, ese fue su límite... El mío es otro).

C. me miró y entonces me dijo:
" Una vez, cuando yo era chica, le pregunté a mi mamá dónde se iba la gente que se suicidaba, y ella respondió "al país del hielo". Se me quedó grabado.... "

Volví a mi casa en el auto que choqué, arreglado (por mi papá), que usa mi hermana chica, que estaba de viaje... Y pensé ¿el país del hielo será peor que el infierno?..

Me gustaría sentir ganas, energía, sentirme bonita y joven, capa, chora, etc. Adjetivos que me han dicho muchas veces... pero que no tienen un correlato citadino-laboral...
Y me vuelvo marginal otra vez...

Entonces, la desesperanza y las lágrimas vuelven, siento de nuevo que lo hicie todo mal...
Y el país del hielo se transforma en una alternativa,
que no parece ser tan terrible, como quedarse aquí...


Foto: Google imágenes, no encontré autoría.

No hay comentarios: