martes, 18 de septiembre de 2007

Un lugar


Estábamos almorzando al lado de la chimenea,
frente al ventanal gigante que muestra el verde de la montaña,
escuchábamos a Chopin, mi papá y yo.

Volví a la casa de mis 20,
La que llamé mi casa muchos años,
Y que ahora me pesa tanto llamar así.

Agradezco poder tener donde volver,
Pero me gustaría tanto,
Tanto, tener un lugar donde posar mis pies.

Un lugar propio, donde no me hunda como en la arena,
un lugar caliente, donde no me inunden las mareas...
un lugar donde poder estar en libertad.

Foto: Mis pies en la arena de la playa "Caleta Abarca" de Viña, el domingo 19 de agosto de 2007, cerca de las 10 am. La foto la saqué yo con mi celular.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Accidente


Accidente

Todavía, cuando hago algún movimiento,

caen trozos minúsculos de vidrio al suelo,

desde mi cuerpo...


Me he bañado y he cambiado mi atuendo,

Pero desde el viernes, (hoy es lunes),

Cuando el motociclista se estrelló contra el vidrio del copiloto de mi auto

Y la ventana explotó en miles de pedazos.


Encima de los asientos de adelante,

Y sobre mi cartera, mi abrigo y mi bufanda,

Y también sobre mis brazos abrigados con dos sweaters de lana,

Y no sobre mi cara...


Desde entonces,

Que a veces, como ahora,

Por ejemplo, me levanto,

A hacer una taza de café, en pijama...

Y una astilla del tamaño de una uña de guagua

Se desliza por alguna parte de mi anatomía,

Y me recuerda al tipo, cuando se lo llevaron en camilla.


Él dijo que yo pasé con roja,

Yo no recuerdo nada.

Yo le preguntaba si estaba bien, y él se quejaba.

Yo lloraba y sentía que podía haberlo matado.

Él decía que no sentía una pierna y yo temía haberlo dejado lisiado.

La ambulancia no llegaba...


Él estaba enojado y llamaba a mucha gente por celular.

Yo estaba sola y la batería de mi teléfono estaba descargada.

Era un viernes cerca de las cinco veinte de la tarde,

Bilbao con Vespucio, muchos autos, mucha gente irritada con el taco.

Los carabineros tardaban, y nadie permitía que me moviera

Por fotos que no sé si se sacaron.


Llegó mucha gente a verlo, yo era la mala del relato.

Estaba sola y en un auto prestado.

Un amigo del lesionado me prestó su móvil y llamé a mi papá...


Le di mis coordenadas

Y algunas horas después nos juntamos en la comisaría indicada.

A mí me hicieron la alcoholemia en un lugar lejos y feo,

donde sólo estaba conmigo un carabinero...


Yo tenía mucho frío y mucha pena.

Alguien dijo a viva voz “quién viene a constatar lesiones” y el policía dijo “yo”.

Luego la misma persona dice en voz alta “pero esto es alcoholemia”...

Yo no bebo, pero la situación me llenó de tanta vergüenza...


Me sentía una delincuente y la enfermera del consultorio me hizo pasar....

Me dijo si había bebido y dije que no, que no lo hago,

Que sólo tomo algunos medicamentos y pregunté : “¿Eso afecta?”

Ella sonrió y dijo “para nada” y agregó:

¿Estás muy asustada, verdad?”.

No alcancé a responder, y ella me abrazó, y yo exploté en lágrimas...


Desde ahí llegué a la comisaría.

Estaba mi hermana chica, su marido y mi papá.

Al fin me sentí amparada...

Y fue una sensación tan anhelada,

Los abracé fuerte, fuerte....


Pasó el tiempo lento, y estaba helado...

Mi papá habló con el abogado,

y revisó la moto con mi cuñado.

No tenía abolladuras, pero era de noche y no sacamos fotos...

También mi papá llamó al mecánico y coordinó

para que al día siguiente él pudiera retirar el auto abollado.

(Imagino que él pagará esto...pese a que me compete a mí,

pero yo no tengo un mango..).


Mi hermana trataba de hablar con su amiga, esposa del fiscal que quizá me tocaría...

Llegó el reporte de lesiones y eran leves, me podía ir...

Pero había que pagar la grúa, mi papá pagó...

Y luego nos invitó a comer a todos

Y luego, a mí, me llevó donde mi amiga, donde me alojo....


Tengo 34 y ante un accidente, parezco una niña de veinte.

No tengo auto (ando en el de mi papá).

Y no tengo a nadie más cercano a quien llamar.

No puedo hacerme cargo de ningún daño, porque ya no tengo trabajo.

Y con el que tenía, a penas me alcanzaba para mis propios gastos...


Afortunadamente no hubo consecuencias graves,

Nadie murió ni quedó gravemente lesionado,

El auto tuvo varios problemas, y la moto aparentemente está bien...


¿Pero cómo se hace para seguir viviendo así?

¿Sabiendo que a los 34,

aún no soy capaz, ni siquiera, de hacerme cargo de mí?...


Foto: No sé autor/a, yo la obtuve de este blog

domingo, 9 de septiembre de 2007

Genes y dados


Genes y dados


Eran las cerca de las 4 de la tarde y no me había salido de mi cama

En varios días.


Comí sólo galletas con mermelada en ese tiempo

Y se me pudrieron unas verduras en el refrigerador.

Mi energía no alcanzaba para ir a la cocina, o para bañarme.

Revisé Internet y vi algo que quizá le interesaría

y la llamé por teléfono...


Ella tiene 6 años menos que yo

Tiene un marido

Pronto sacará una publicación en inglés e indexada

Y es dueña de un departamento en el Golf...

Yo no tengo nada.


Tras hablar de esto y aquello me dijo:

¿Has buscado otro trabajo?”.

Traté de calmarme y contestar tranquila,

Y dije lo más normal que pude: “Aún no estoy en condiciones”.


Silencio.


Pregunté:


¿Tú crees que lo único importante es que me paguen las licencias?

¿No crees que es importante que yo siga con el tratamiento?


Ella dijo: “La plata se necesita para pagar las cosas, y

No creo que una terapia a los 34 te cure de tus depresiones de hace 15 años...

Y quiero que entiendas que vivir de las licencias no durará mucho rato más,

Y que tienes que conseguirte un nuevo trabajo. Eso creo”.


Silencio.


No sé lo que dije, pero me despedí sintiendo que tenía tanta razón.

Colgué el teléfono.


Ella seguro siguió haciendo su tesis que tendrá un alcance científico considerable.

La imprimirá en la impresora láser a color que él le compró.

Ella es tan pragmática,

Y yo...yo soy... así...

Me alegré profundamente que ella no fuera como yo.


Lloré mucho rato,

¿Cómo se hace para dejar de ser uno y ser distinto, a los 34, en Chile,

cuando ya todos los dados están echados?....


Foto: y algo sobre física, aquí.

Un té de preguntas, con dos de azúcar



Un té de preguntas, con dos de azúcar


Él me acompañó a Viña para ayudarme en la mudanza

Del departamento que ya no puedo pagar,

y vio mis píldoras.


No dijo nada, no dije nada.

Tras embalar muchas cosas, nos sentamos a tomar un té...


Él me preguntó qué me pasaba, señalando los remedios, y yo le dije: “estoy enferma”.

Él preguntó qué me dolía y yo le dije: “el alma”.

Él preguntó de nuevo: “¿Pero a qué le tiene tanto miedo?”.


Y entonces ese pánico a un futuro sin trabajo, sin amor, sin dinero, sin esperanzas...

Se hizo un llanto que parecía sacado de una tormenta marina.


Me paré avergonzada y ofrecí más té,

Mientras iba a la cocina con los ojos inundados...


Él no sabía qué hacer,

Y aceptó uno, con dos de azúcar.


Foto: Tomada por mí, en el lugar de los hechos, con mi cel, pero un tiempo después...

Santiago en lágrimas



Santiago en lágrimas


Iba en Hernando de Aguirre llegando a Pocuro,

Paré en la luz roja y había un tipo que vendía flores....

Lo vi y me puse a llorar como la lluvia de verano...

De la nada y torrencialmente.


No sé cuántas cosas mezclé en la imagen del florista.

Si las flores que le di esa vez, o las que esperé,

en vano, que él me diera después.


Tal vez vi el amor que no tengo,

o la muerte real que anhelo...

El tipo de las flores no se paró en mi ventana.


Me saqué los anteojos empañados

y mi alma no podía respirar.


Pusieron luz verde y pasé casi de inmediato de la detención al movimiento

pasando de neutro a D (directa).

Mi alma seguía en pausa, pero pude acelerar el auto...


Era raro. Lloraba porque no tengo norte, ni lugar,

y al mismo tiempo podía manejar,

obedecer reglas y tener una ruta...


¿Dónde hay un manual eficaz e internacionalmente validado,

como la luz verde y la roja,

que explique cómo conducir adecuadamente la vida,

cuando se queda sin ganas?


Foto: de mi autoría, con mi cel, 18 de julio de 2007, provi con Holanda.

El Límite de la pena


El límite de la pena


Llevo tanto tiempo triste que perdí la cuenta.

Tengo cerca de 12 kilos menos.


Siento que no tengo un lugar en la sociedad y que no lo tendré.

Mis talentos parecen inútiles en lo laboral, y

Se acrecienta la brecha entre lo que puedo hacer

Y lo que los nuevos profesionales hacen mucho mejor que yo.


Todo aumenta la desolación y las no ganas.

Estoy ad-portas de ser desahuciada en los avisos de reclutamiento...


Esta sensación pesa,

Y me cuesta tanto cargarla.

Estoy tan cansada...


¿Se acaba? ¿Cuándo?¿Cómo se reconoce el término?

¿Hay un límite final de la pena?....


Foto: desconozco al autor/a, yo la obtuve de aquí.

Trámites


Trámites


Tras cuatro licencias médicas presentadas, me hicieron un peritaje.

Y me fue “bien”, el contralor consideró que yo no mentía,

que en verdad estaba enferma...


Entonces fui a la isapre en providencia a ver si había algún pago,

y si estaba el resultado de la apelación al COMPÍN.

Y hablé, otra vez, con el tipo amable de subsidios.

Tras ver el computador y darme la información,

Mientras yo, lentamente, me levantaba de la silla,

Él, muy atento, me pregunta: “¿Y cómo ha estado el ánimo?”...


Lo miré para contestar, pero se me hizo un hueco negro en el pecho...

“Bien”, respondí a penas con una sonrisa falsa y bajando la vista...

Él no agregó nada....


Luego, en el taxi, mientras iba por mi auto,

lloré... de nuevo....


Foto: Man Ray... uno de mis favoritos...

Desastre Profundo


Desastre profundo


Ella dijo con una sonrisa y sus bellos ojos azules brillando:

Si no quisieras ayuda, no estarías aquí”.


Y yo sentí que tenía razón...

Salí de la consulta con una sensación rara.

Era tarde y yo seguía con insomnio, pese al clonazepán de 2 mg.


Entonces esas lágrimas del último tiempo

Eruptaron, otra vez, como un volcán enojado sobre mi cara...

Y vi todo claro...


No era mi deseo de mejorar, lo que me llevaba a ver a los especialistas.

No eran mis ganas de mejorarme,

Lo que me hacía tomar los remedios tal como estaban prescritos.

No era que yo quisiera salir del espacio negro sin asidero en el que me siento...

Era mi afán de hacer las cosas bien.


Mi concepto del “deber ser” arraigado en lo ultra profundo de mi formación.

Y la necesidad urgente de hacer lo indicado,

Para dejar de sentirme todo el tiempo, un desastre humano...


Foto y más antecedentes del medicamento, aquí.

Música de mente


Música de mente


Escucho a Satie, un pianista que no conocía.

Es sólo piano, y es música de esa que en mi mente escucho, a veces,

cuando me duermo ...


Suave, melodiosa, melancólica,

de ausencia, desesperanza, pena,

pero sin angustia...


La angustia es un dolor negro que duele y suele no dejar dormir.

Creo que se apacigua con la revelación de la verdad de lo que viene

y un plan para abordarlo...


Yo no duermo seguido, pero ya no tengo angustia.


Ya no me interesa lo que es cierto, saber lo que viene o tener un plan.

Ya no me interesa nada. Ni siquiera que algo me interese.


Me gusta no tener angustia ni dolor negro en el pecho,

Y poder escuchar a Satie, cuando no duermo.


Foto y biografía de Erik Satie, ver aquí.

¿Efecto Gaugin o Alfonsina?


¿Efecto Gaugin o Alfonsina?


"¿Sabes lo que hizo Gaugin desde las no-ganas?", me dijo ella...

"No", respondí...

-Gaugin no quería mantener a su familia y por eso se escapó, se fue a la polinesia...

¿Y sabes lo que hizo allí?

-Pintó nativas y naturaleza...contesté.

-Hizo mucho más que eso, realizó cuadros increíbles...

Dijo, y los ojos se le iluminaron.


Mientras, mi mente recorría a la velocidad de la luz

Las formas, los, verdes, naranjas y cafés intensos,

De la hermosa obra de la época tahitiana del francés...


¿Ves?”, dijo ella entusiasmada... cosas bellas y asombrosas

pueden aparecer de las no-ganas....

Yo me quedé callada,

y pensé que sí, que podría ser, que quizá, que ojalá...


Pero...

Pero que yo era latina...

Y que mis no-ganas eran más...

más como las de Alfonsina...


Foto: P. Gauguin. "Manaò Tupapaú" (El espíritu de los muertos vela). Oleo sobre lienzo, 73 x 92.
/Uno de mis lienzos favoritos del francés./ Alfonsina Storni, gran poetisa, se suicidó en el mar...

El Lugar de los que pierden



El lugar de los que pierden...


Estábamos en msn.

Me contaba de su vida en Madrid, de su aumento de sueldo,

Y de que se iba de vacaciones...

Lo felicité y cuando me preguntó, le dije que la web cam estaba mala.

No quería que me viera así...


La conversación, pese a mis intentos de fuga, llegó al

“¿Y cómo estás tú?”. Traté de usar un “bien” de comodín,

Y zafarme de la sensación que me aqueja...

Volviendo a él como sujeto del diálogo.


No me resultó mucho rato,

Y finalmente se lo dije:

No me gusta mi vida... y no veo una alternativa seductora”.

Y entonces él me preguntó:

¿Pero tú qué quieres para tu vida?”...

Y un “nada”, verdadero y profundo, salió de mi alma.


Tras varias frases de aquí y de allá, llegamos a lo de siempre,

a lo usual, al “tienes que luchar”....


No recuerdo cómo terminó ese chat...

Seguramente dije que sí, a algo que no cumpliré,

para poder salir del tema.


Tal vez le dije la verdad,

Que estoy cansada del modelo de lucha.

Que no me interesa en absoluto vivir para sobrevivir.

Que pelear para eso no tiene ningún sentido para mí...

Que no veo contra qué se lucha, ni por qué tiene que ser así...

Esto de ganadores y perdedores no me va...

No sé jugar, me declaro vencida desde ya.


Yo no tengo hijos, no soy responsable de nadie más que yo...

y autoayudarme y autobancarme ya es demasiado trabajo,

No sé si quiero más de esto...

Creo que no....

Me rindo.


¿Dónde queda el lugar de los que pierden?...

¿Hay, por fin, un lugar en el que no me sienta descartada,

porque es, justamente el lugar de los rezagados, y se pueda “descansar en paz”?


Foto: Ver texto y foto aquí